En una reciente comparecencia, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), expresó su optimismo sobre las perspectivas económicas de la eurozona. Según Lagarde, la inflación continuará disminuyendo durante 2025, aunque advirtió sobre desafíos globales que podrían influir en el ritmo de recuperación. Este mensaje llega en un momento crucial para la economía europea, que ha enfrentado tensiones económicas y sociales tras los eventos del año pasado.
Lagarde destacó que, aunque la inflación general repuntó levemente en el último trimestre de 2024, cerrando el año en un 2,3%, se espera que este aumento sea temporal. Factores como la moderación de los precios energéticos y una desaceleración en el aumento de los costos alimentarios están contribuyendo a esta tendencia favorable. Sin embargo, la inflación subyacente, que excluye elementos volátiles como energía y alimentos, sigue siendo un tema prioritario para el BCE, al mantenerse en torno al 2,7%.
Además, la presidenta del BCE subrayó que las recientes decisiones de política monetaria, como la disminución de los tipos de interés en 75 puntos básicos, están diseñadas para fomentar el crecimiento económico sin poner en riesgo la estabilidad financiera. Lagarde reafirmó que futuras reducciones en las tasas de interés dependerán estrictamente de los datos económicos recopilados antes de cada reunión del Consejo de Gobierno. Esto refleja el enfoque cauteloso del BCE para equilibrar la recuperación económica con su mandato de mantener la inflación bajo control.
En su intervención, Lagarde también abordó los riesgos geopolíticos que enfrenta la región, especialmente en el contexto de la nueva administración en Estados Unidos bajo el presidente Donald Trump. Advirtió que las políticas proteccionistas, como posibles aranceles a productos europeos, podrían desencadenar una guerra comercial que impactaría negativamente a las exportaciones de la eurozona. Para contrarrestar estos desafíos, Lagarde instó a los líderes europeos a adoptar una postura unida y estratégica en las negociaciones internacionales.
Otro tema relevante fue el impacto del cambio climático en las proyecciones económicas. Lagarde mencionó que el BCE está evaluando cómo las políticas relacionadas con la transición energética y las inversiones sostenibles pueden influir en la inflación y el crecimiento a largo plazo. En este sentido, subrayó la importancia de una colaboración entre los sectores público y privado para garantizar que Europa mantenga su liderazgo en sostenibilidad sin comprometer su competitividad global.
Por último, Lagarde destacó la resiliencia de los mercados laborales europeos, señalando que la baja tasa de desempleo y los aumentos salariales controlados están proporcionando un amortiguador frente a la incertidumbre global. Sin embargo, enfatizó que la productividad debe mejorar para sostener este crecimiento en el largo plazo.
Con estas declaraciones, Christine Lagarde refuerza el compromiso del BCE de garantizar la estabilidad económica y adaptarse a los retos de un entorno global cambiante. La eurozona enfrenta un año clave, y las decisiones tomadas en los próximos meses serán fundamentales para su desempeño futuro.