Una semana de alivio y de ajuste en las expectativas
El fin del cierre del gobierno de Estados Unidos marca el regreso de una normalidad largamente esperada en los mercados. Tras más de un mes de parálisis institucional, el Senado logró aprobar un acuerdo provisional que permitirá financiar las agencias federales hasta comienzos del próximo año. El alivio fue inmediato: las bolsas globales repuntaron, los rendimientos de los bonos del Tesoro subieron y el dólar comenzó una etapa de reajuste frente a las principales divisas.
El dólar estadounidense, que había actuado como refugio durante la incertidumbre política, ahora enfrenta un nuevo equilibrio. Con la reapertura del gobierno y la inminente publicación de los datos macroeconómicos retrasados, los inversores recuperan referencias para calibrar la salud real de la economía. El mercado no solo reacciona al final del conflicto político, sino a la posibilidad de que los datos próximos redefinan el rumbo de la política monetaria de la Reserva Federal.
La reacción del mercado
Los futuros del S&P 500 y del Nasdaq subieron con fuerza durante la sesión asiática y europea, acompañando el impulso de los rendimientos del Tesoro que se estabilizaron en torno al 4 %. La libra esterlina y el euro recuperaron parte del terreno perdido en semanas anteriores, mientras el yen japonés se debilitó levemente frente al dólar en una señal de normalización del apetito por riesgo.
En commodities, el oro retrocedió desde los máximos de la semana pasada, reflejando un descenso en la demanda de activos refugio. El petróleo, en cambio, mostró un comportamiento mixto, afectado por la preocupación de que la desaceleración de China continúe limitando la demanda energética global.
El índice dólar (DXY) permanece sin una dirección definida, atrapado entre la expectativa de un crecimiento estadounidense todavía resistente y el inicio de un ciclo de política monetaria más flexible. Los traders parecen adoptar un enfoque prudente a la espera de datos que confirmen si la desaceleración económica es transitoria o más profunda.
Lo que viene
Con el regreso de los datos oficiales, la atención se centrará en los informes de inflación, ventas minoristas y empleo, que se publicarán de forma concentrada en los próximos días. El mercado busca una brújula después de semanas operando a ciegas. Una inflación que siga moderándose reforzaría la idea de nuevos recortes de tasas por parte de la Fed antes de fin de año, mientras que cifras de consumo sólidas podrían enfriar esas expectativas y sostener al dólar.
En Europa, el Banco Central Europeo mantiene su tono de cautela. Las previsiones de crecimiento continúan revisándose a la baja y la inflación sigue sin dar señales de converger plenamente al objetivo del 2 %. En Asia, el yen y el yuan se ven presionados por políticas domésticas divergentes: Japón avanza lentamente hacia una posible normalización monetaria, mientras China intenta estabilizar su economía a través de estímulos dirigidos.
La lectura general es que el mercado entra en una nueva etapa de reasignación. El cierre del gobierno dejó una economía sin datos, pero no sin desafíos. Con los inversores reenfocando sus estrategias en función de los próximos indicadores, el dólar se convierte nuevamente en el barómetro del sentimiento global.
Una pausa antes del próximo movimiento
El alivio político en Washington no implica calma duradera. La reapertura del gobierno devuelve certidumbre institucional, pero también reaviva el debate sobre los fundamentos de la economía estadounidense. Los inversores, que hasta hace unas semanas operaban entre la falta de información y el exceso de especulación, ahora deberán enfrentarse a los datos concretos.
En un contexto donde la liquidez mundial empieza a reacomodarse y las tasas de interés en las principales economías entran en un nuevo ciclo, el mercado de divisas se prepara para un cierre de año más técnico y menos emocional. La volatilidad podría volver, no por eventos políticos, sino por la lectura de los datos y las interpretaciones divergentes que generen.
El dólar, que durante 2025 ha alternado entre refugio y termómetro, inicia noviembre en una posición ambigua. Su dirección dependerá menos del ruido político y más de la evidencia económica. El resto del mundo, mientras tanto, vuelve a mirar a Washington no por la incertidumbre, sino por las respuestas.